Con la llegada del frío, el cuerpo necesita más energía y defensas para adaptarse a los cambios de temperatura. En las personas mayores, esta transición requiere especial atención, ya que el sistema inmunitario puede volverse más vulnerable. Por eso, seguir una alimentación estacional en mayores no solo es una cuestión de gusto, sino también una estrategia natural para cuidar la salud, prevenir resfriados y mantener una buena vitalidad durante los meses de otoño e invierno.
Apostar por los alimentos de temporada significa consumir lo que la naturaleza ofrece en cada momento del año. Esto no solo garantiza productos más frescos y nutritivos, sino que también respeta los ritmos biológicos del organismo, que cambian con las estaciones. A continuación, exploraremos qué alimentos son más recomendables y cómo pueden integrarse fácilmente en la dieta saludable de la tercera edad.
La importancia de la alimentación estacional
Los alimentos que crecen en su temporada natural contienen los nutrientes exactos que el cuerpo necesita en ese momento. En otoño e invierno, el organismo demanda más calorías, antioxidantes y vitaminas para protegerse del frío y de las infecciones respiratorias. La nutrición invierno senior debe centrarse en fortalecer las defensas, mantener el calor corporal y conservar una buena digestión.
Además, los alimentos de temporada suelen ser más económicos y sabrosos. Consumir frutas, verduras y legumbres del momento ayuda a mantener una dieta equilibrada sin depender tanto de productos procesados o importados, que a menudo han perdido parte de su valor nutritivo durante el transporte y almacenamiento.
En su artículo “Verduras y frutas de otoño: por qué sus nutrientes combaten el estrés y el cansancio”, ABC destaca cómo alimentos propios de la estación —como la calabaza, la granada, la berenjena o la chirimoya— aportan nutrientes clave para afrontar la bajada de temperaturas y la menor luminosidad (vitamina C, magnesio, hierro, betacarotenos) que comprometen la energía, el sistema inmune y el estado de ánimo
Frutas que fortalecen el sistema inmunitario
Las frutas son una fuente esencial de vitaminas, especialmente la vitamina C, que es clave para reforzar el sistema inmunológico. En los meses fríos, destacan:
- Mandarinas y naranjas: Ricas en vitamina C, antioxidantes y fibra. Son perfectas para prevenir resfriados y mejorar la digestión.
- Granadas: Ayudan a reducir la inflamación y a mantener la salud cardiovascular, algo especialmente importante en la tercera edad.
- Manzanas y peras: Su alto contenido en fibra y su capacidad para regular el colesterol las convierten en un básico de la alimentación estacional en mayores.
- Kiwis: Contienen más vitamina C que los cítricos y favorecen el tránsito intestinal.
Incluir una o dos piezas de fruta diaria en el desayuno o como merienda es una forma sencilla de mantener las defensas activas.
Verduras y hortalizas: el corazón de la nutrición invernal
Durante el otoño y el invierno, la tierra nos ofrece verduras ricas en vitaminas A, C y K, minerales y antioxidantes. Son fundamentales para mantener una buena circulación, cuidar la piel y fortalecer huesos y articulaciones. Entre las más recomendadas:
- Coles, brócoli y coliflor: Potentes fuentes de antioxidantes y vitamina C. Favorecen la depuración del organismo.
- Calabaza y boniato: Aportan betacarotenos, fibra y un sabor dulce que resulta reconfortante en sopas o purés.
- Zanahorias y puerros: Ideales para mejorar la visión y proteger las mucosas respiratorias.
- Acelgas y espinacas: Su alto contenido en hierro y calcio las hace imprescindibles para mantener la energía y la salud ósea.
Estas verduras pueden cocinarse al vapor, en guisos o cremas calientes, lo que además ayuda a conservar el calor corporal, un aspecto importante de la nutrición invierno senior.
Legumbres y cereales: energía y proteínas de calidad
En los meses fríos, los platos de cuchara vuelven a ser protagonistas. Las legumbres, como lentejas, garbanzos o alubias, son una excelente fuente de proteínas vegetales, hierro y fibra. Combinadas con cereales integrales (arroz, avena o quinoa), forman un alimento completo, ideal para mantener los niveles de energía y saciedad.
Además, las legumbres ayudan a regular el azúcar en sangre y a reducir el colesterol, dos factores importantes para el bienestar de las personas mayores. Incorporarlas dos o tres veces por semana en sopas o guisos ligeros es una práctica sencilla y saludable.
Frutos secos y semillas: pequeños aliados del bienestar
Los frutos secos, como nueces, almendras o avellanas, son perfectos para complementar la dieta saludable en la tercera edad. Contienen grasas saludables, vitamina E y magnesio, nutrientes que protegen el corazón y mejoran la función cognitiva.
Por su parte, las semillas de chía, lino o sésamo son ricas en omega-3 y fibra, ayudando a mantener una buena digestión y prevenir el estreñimiento, un problema común en esta etapa de la vida. Basta con añadir una cucharada diaria a yogures o ensaladas para aprovechar sus beneficios.
Infusiones y sopas para mantenerse hidratado y cálido
En invierno, muchas personas reducen su ingesta de agua, pero la hidratación sigue siendo fundamental. Una buena alternativa son las infusiones calientes (de jengibre, manzanilla o té verde) y las sopas vegetales, que aportan líquidos, minerales y sensación de bienestar.
El jengibre, por ejemplo, es un excelente estimulante natural del sistema inmunitario y mejora la circulación. Las sopas caseras con verduras de temporada pueden convertirse en una cena ligera y nutritiva.
Consejos prácticos para una dieta saludable en otoño e invierno
- Planificar menús semanales para aprovechar los productos de temporada y evitar improvisar con alimentos menos saludables.
- Aumentar el consumo de alimentos cocinados frente a los crudos, ya que ayudan a mantener el calor corporal.
- Evitar el exceso de azúcares y grasas saturadas, presentes en dulces o comidas procesadas.
- Incluir color en el plato: cuanto más variado sea el color de los alimentos, mayor será el aporte de nutrientes.
- Escuchar al cuerpo: el apetito puede cambiar en invierno; respetar los ritmos naturales es parte de una buena alimentación estacional en mayores.

En resumen
Cuidar la alimentación durante el otoño y el invierno no solo refuerza la salud física, sino también el bienestar emocional. Los sabores cálidos y naturales de la temporada invitan a disfrutar de comidas más pausadas, en compañía y con un sentido de equilibrio. Adoptar una dieta saludable en la tercera edad basada en productos estacionales es una forma sencilla, deliciosa y efectiva de mantenerse fuerte, vital y en sintonía con la naturaleza durante los meses más fríos del año.


