Con la llegada del invierno, las bajas temperaturas, los cambios bruscos de tiempo y el aumento de la humedad crean un entorno perfecto para los virus respiratorios. Para las personas mayores, estas infecciones pueden suponer algo más que un simple malestar: el sistema inmunitario tiende a debilitarse con los años, lo que hace que la prevención y el cuidado sean especialmente importantes. En este artículo, exploraremos estrategias prácticas y sencillas para mantener una buena salud en invierno, reforzar las defensas naturales y minimizar el riesgo de resfriados y gripe en la tercera edad.
1. Entender los riesgos del invierno para la salud senior
Durante los meses fríos, el cuerpo necesita un esfuerzo adicional para mantener su temperatura. Este gasto energético, sumado a la menor exposición al sol (y por tanto, a la vitamina D), puede afectar al sistema inmunitario.
Además, las actividades al aire libre se reducen, pasamos más tiempo en espacios cerrados y el contacto cercano facilita la propagación de virus. Para las personas mayores o con enfermedades crónicas, esto puede aumentar el riesgo de complicaciones respiratorias.
Por ello, anticiparse es la mejor defensa: conocer los factores de riesgo y actuar con prevención es la clave para mantener el bienestar durante todo el invierno.
2. Refuerza tu sistema inmunitario desde dentro
Una buena alimentación es el primer escudo frente a los virus. Aumentar la ingesta de alimentos ricos en vitaminas y minerales esenciales puede marcar una gran diferencia.
Nutrientes clave para fortalecer las defensas:
- Vitamina C: presente en naranjas, kiwis, fresas o pimientos rojos. Ayuda a prevenir infecciones y a reducir su duración.
- Vitamina D: fundamental para el sistema inmunitario. Como hay menos sol en invierno, conviene obtenerla a través de pescados grasos (como el salmón o la sardina), huevos y lácteos enriquecidos.
- Zinc y selenio: minerales que refuerzan la respuesta inmunitaria. Se encuentran en frutos secos, legumbres y cereales integrales.
- Proteínas de calidad: son esenciales para la regeneración celular. Incluye carnes magras, pescado, huevos y legumbres en tu dieta semanal.
Además, mantenerse bien hidratado es crucial. Aunque el frío reduce la sensación de sed, el cuerpo sigue necesitando agua para eliminar toxinas y mantener las mucosas húmedas, lo que ayuda a bloquear la entrada de virus.

Preparar el cuerpo y los espacios del hogar para el invierno es una de las claves para prevenir resfriados y gripe en la edad madura.
3. Hábitos cotidianos que previenen contagios
La prevención de la gripe y los resfriados en mayores no depende solo de la alimentación. Los pequeños gestos del día a día pueden tener un gran impacto:
- Lávate las manos con frecuencia: especialmente antes de comer y después de estar en espacios públicos.
- Evita tocarte la cara: nariz, ojos y boca son vías directas de entrada para los virus.
- Ventila los espacios cerrados: al menos 10 minutos al día, incluso en los días fríos.
- Usa pañuelos desechables y evita compartir objetos personales.
- Evita los cambios bruscos de temperatura: abrígate bien antes de salir y usa bufanda para cubrir nariz y boca si hace mucho frío.
Estos hábitos sencillos, cuando se convierten en rutina, pueden reducir notablemente el riesgo de infecciones respiratorias.
En un interesante artículo publicado por Sanitas bajo el título «Gripe en mayores: síntomas y cómo prevenirla», se destacan como ejes fundamentales de la prevención en personas mayores la vacunación anual, la buena ventilación de los espacios cerrados, y la adopción de hábitos saludables de vida. Según Sanitas, “la mejor herramienta para evitar la gripe en mayores es la prevención” e insiste en que no se reduzca la importancia de alertar sobre síntomas que podrían derivar en complicaciones.
4. Vacunación: una medida preventiva clave
La vacuna antigripal es uno de los métodos más eficaces para prevenir complicaciones. Está especialmente recomendada para mayores de 60 años y para quienes padecen enfermedades crónicas (como diabetes o problemas cardíacos).
También es recomendable consultar al médico sobre la vacuna antineumocócica, que protege contra infecciones más graves como la neumonía.
Vacunarse no solo protege a quien la recibe, sino que contribuye a reducir la propagación de los virus dentro de la comunidad.
5. Cuida el bienestar emocional durante el invierno
El frío y los días más cortos pueden afectar al estado de ánimo. Mantener una actitud positiva y socialmente activa también influye en la salud física.
Algunas recomendaciones:
- Permanece en contacto con familiares y amigos, ya sea en persona o por videollamada.
- Realiza actividades cognitivas, como leer, pintar o resolver crucigramas.
- Camina o haz ejercicio moderado en casa para mejorar la circulación y liberar endorfinas.
- Busca la luz natural siempre que sea posible: pasear al mediodía o mantener las cortinas abiertas ayuda a equilibrar el ritmo biológico.
El bienestar emocional fortalece el sistema inmunitario, reduce el estrés y mejora la calidad del sueño, tres pilares fundamentales de la salud.
¡Qué importante es el bienestar emocional para nuestra salud en general! No es la primera vez que, en una época de estrés en el trabajo, somatizo malas digestiones o resfriados ocasionales. Para los mayores es crucial cuidar este aspecto del día a día para prevenir enfermedades. Seamos conscientes de cómo nos sentimos y escuchemos señales de nuestro cuerpo para parar, o al menos reducir la velocidad!
6. La importancia del descanso y la temperatura del hogar
Dormir bien es una de las mejores defensas contra los virus. El cuerpo utiliza el sueño para regenerarse y fortalecer sus defensas naturales. Se recomienda mantener un horario regular y evitar la exposición a pantallas justo antes de dormir.
En cuanto a la temperatura del hogar, lo ideal es mantenerla entre 19 y 21 grados durante el día y no más de 18 grados por la noche. Un ambiente demasiado cálido puede resecar las vías respiratorias, haciéndolas más vulnerables.
También conviene usar humidificadores o colocar recipientes con agua cerca de los radiadores para mantener la humedad del aire en niveles saludables.
7. Revisiones médicas y señales de alerta
No todos los resfriados son inocentes. Si aparecen síntomas como fiebre alta, dificultad para respirar o cansancio extremo, es importante acudir al médico.
Durante el invierno, conviene realizar revisiones periódicas para controlar la tensión arterial, el azúcar en sangre y el estado general de salud. Una detección temprana de cualquier problema facilita la recuperación y evita complicaciones.
Prevenir es vivir con calidad
El invierno no tiene por qué ser sinónimo de enfermedades. Con una buena planificación de cuidados estacionales, hábitos saludables y la protección adecuada, es posible disfrutar de los meses fríos con energía y tranquilidad.
La salud de los mayores en invierno depende tanto del cuerpo como del ánimo. Cuidar ambos aspectos es el mejor regalo que puedes hacerte para mantener la vitalidad y seguir disfrutando de la vida con plenitud, sin que el frío te detenga.
Más recursos para explorar
- Precauciones ante resfriado y gripe en mayores de 60 años – IMQ Canal Salud.
- ¿Por qué enfermamos más en invierno? – Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG)


